La madre Muerta By Edvard Munch (1893)Carta a una amiga
Julio 3, 2006
Querida amiga:
Tengo ganas de un abrazo, que sea sincero y afectuoso; hace tiempo que vivo ansiandolo.
Hace años, en 3 diversas ocasiones, quise abrazarte y, el miedo, me hizo aferrarme a la vida, haciendome infiel a mi palabra de entregarme a ti.
Primero, fué antes de cumplir quince años, la filosa navaja, no permitió que desangrara mis emociones y, así fué mi primera infidelidad.
La segunda ocasión, vaya anécdota, poco despues de los quince, era, el mes de junio, aun lo recuerdo, se acercaba el cumpleaños de mi papá y ése mismo día era iba a ser el día del padre, qué mejor regalo que lo que más necesitaba, aunque me costase la vida, estaba dispuesta a regalarle un poco más de ella. "Vida por vida" comentaría despues, fué en un partido de basket ball decisivo para el colegio, escenario perfecto para dejar de jugar a vivir, los médicos, los muy estúpidos, me quisieron arrancar de tu lado, y lo lograron. Quizá una pastilla más, quizá, quizá, qué más dá hoy día.
Al cumplir 16 años, descubrí, que aún podía, a pesar de todo, tratar de estar a tu lado, recordé aquellas tardes en el campo, baleando botellas despues de haberles bebido el contenido, envalentonando el ego, ése día, no había campo, no había botellas, pero sí había una maleta con las armas de mi abuelo, aunque siempre me gustó la escuadra .38, me decidí por el revolver, y, de nueva cuenta, el miedo este maldito sentimiento que se interpone entre tu y yo me hizo sentir el frío metal en la cabeza y esto pesó más que mi determinación; la bala salió volando por el aire, y quedó incrustada en el techo de mi habitación, como recuerdo a la grandiosa mediocridad y monumento a mi eterna estupidez.
Al poco tiempo, te deiste por vencida conmigo, habrás creido que era poca cosa y te decidiste por mi papá, te lo llevaste a él, dejandome con unas ansias locas por abrazarte, ya no tenia motivos, te cobraste con lo que más quería, con lo que ýo más amaba.
Hoy, 3 de Julio de 2006, estuve a punto de llegarte por sorpresa, la carga lapidaria de mi conciencia es muy pesada y, he flaqueado, nuevamente el miedo, el grande y estupido sentimiento, me lo impidió, no así los golpes y dolores que ahora sufro, que aunque pasajeros, me dejan marcada anímicamente.
Hoy, te confesé el querer irme contigo, supliqué, rogué y con insultos imploré ayuda, para poder estar junto a ti.
No me entendieron, me tildaron de loca, hasta que, cuchillo en mano, de rodillas en el jardín de mi casa, con la lluvia que azotaba mi corazón confundiendo mis más amargas y angustiosas lágrimas, me acordé de mi papá, también me acordé de alguien a quien prometí vivir "hasta que nos volvamos a ver"; pero, me surge una pregunta, para qué vivir si no tengo porque hacerlo? porqué respirar un aire que me asfixia en cada inspiración? porqué ver, si ya no tengo ojos para nada, si camino como anima en pena recorriendo caminos que no me llevan a ninguna parte?
Amiga muerte, porqué, pasas de largo ante mi, no me lo explico.
En ansiosa espera de ti, sinceramente.
LaMarussa
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